OTRA VIDA EN UN PROYECTO
En
Planificación la Vida de un Proyecto, se refiere a la sumatoria de la duración
del tiempo de sus etapas, aunque siempre he creído que en la práctica pareciera
existir Otra Vida en un Proyecto, la cual considera lo anterior, pero agregándole
la suma de los tiempos que existen en la mente y acción del Planificador o
Programador Digital, aun cuando algunos se apoyan recientemente en la IA con
Copilot o Bard. Esto sin añadir la gestación de la idea como tal, la motivación
y la promoción previa, incluyendo la labor denodada del “stakeholder”
(Patrocinador, Sponsor). Son entonces, una serie de eventos encimados y simultáneos;
pues una cosa es el tiempo de preparación, otra la elaboración del estudio y
otra la ejecución de la obra, que patentiza todo lo imaginado. Sin anexar a
este enfoque, los tiempos de evaluación y reprogramación. Yo me refiero al segundo,
el cual se enmarca en lo que se conoce como Formulación, y que concluye gráficamente
en un cronograma de tareas, capital y tiempos. Es, por consiguiente, el período
de tiempo que invierte el técnico diseñador en desarrollar su actividad
profesional. Llegar hasta allí representa gran esfuerzo, dedicación y orden, no
es asunto de llevar a la ligera; porque siempre
que se trabaja en este oficio, hay momentos tensos que provoca no seguir
adelante, nace cierto resquemor por haberlo iniciado, futilidad por lo
emprendido o duda del posible éxito a conseguir. esto consume tiempo valioso y
útil subrepticiamente.
Es natural que se quiera obtener
resultados sin enfrentar estas vicisitudes, porque a veces “el monstruo parece
ganarle la partida al superhéroe”. También el planificador desea tener todo listo y arreglado, en el tiempo establecido.
Sin embargo, es necesario tener presente que los proyectos son inherentemente
inciertos y pueden presentar desafíos inesperados, por lo tanto, es mejor estar
preparado y tener un plan de contingencia en caso de que surjan problemas. En todo
plan se presentan dificultades, novedades y variaciones, inclusive en lo que se
conoce ahora como Proyectos de Vida que, aunque no son de igual naturaleza,
ni se acostumbra a presentarlos visualmente, tienen cierta similitud orgánica
con los proyectos de inversión, ingeniería o financieros.
Técnicamente la duración total de un
proyecto puede variar según varios factores, como la complejidad, la cantidad
de recursos disponibles y la experiencia del equipo involucrado. Esto puede incidir
en garantizar que se complete con éxito, dentro del presupuesto y el plazo
previstos; pero técnicamente también, debemos tener presente que los tiempos
son variables por mucho que nos preocupemos en hacer conjeturas, calcularlos, monitorearlos
y ajustarlos. Ellos están ahí escondidos, conspirando contra nuestras
intenciones de hacer bien las cosas. Si pensamos en estos términos, podría aparecer
entonces, una especie de “resurrección” del proyecto, enarbolando la bandera de
la prolongación del tiempo y adición de recursos. En efecto, siempre que se
hacen y ejecutan planes agropecuarios, sociales, industriales, construcción u
otro tipo, en sus evaluaciones y recomendaciones, se plantea solicitar prórrogas
o ampliaciones. Para no dar más vueltas al asunto finalizo afirmando que un proyecto
cualquiera, además de su vida real planificada tiene otra que envuelve al
planificador y hasta una prolongación de ella, creada por los tecnócratas y burócratas
para beneficio de todos.
Néstor H. 2024
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